Parecía que nos perdíamos el invierno, y una tímida nevada nos lo trajo aunque fuera sólo por unos días. Una nevada que pintó de blanco praderas y cumbres y que volvió a recordarme que lo efímero, lo que no podemos retener y guardar para siempre tiene la exclusiva cualidad de alegrarnos y cambiarnos los días. Efímero como el azul intenso de estos jacintos, como su aroma increíble. Jacintos que año tras año espero y que siempre, absolutamente siempre consiguen atraparme,y convertirse en el centro de atención.
Me despedí de la corta visita del invierno aunque espero con ganas nuestro reencuentro. Los jacintos todavía me acompañan. Te recuerdo como eras en el último otoño. Eras la boina gris y el corazón en calma. En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo. Y las hojas caían en el agua de tu alma. Apegada a mis brazos como una enredadera, las hojas recogían tu voz lenta y en calma. Hoguera de estupor en que mi sed ardía. Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma. Siento viajar tus ojos y es distante el otoño: boina gris, voz de pájaro y corazón de casa hacia donde emigraban mis profundos anhelos y caían mis besos alegres como brasas. Cielo desde un navío. Campo desde los cerros. Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma! Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos. Hojas secas de otoño giraban en tu alma. Poema VI 20 poemas de amor y una canción desesperada Pablo Neruda
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Le encanta celebrar su cumpleaños, le chiflan las felicitaciones, anuncia su aniversario meses antes y lo va recordando semanalmente. Sospecho incluso que Ana tiene una lista negra de aquellos que se retrasaron en hacerlo o peor aún, que osaron en olvidarlo..Ellas es muy de listas y muy de libros, sobretodo de libros.
¡MUCHAS, MUCHÍÍÍÍSIMAS FELICIDADES ANA! Un millón de flores por tus 43 primaveras, un millón de flores por muchos años más felicitándote el día de tu cumple. Te deseo un blanco despertar en Los Molinos, con una nevada inmensa, de esas que transforman el paisaje como por arte de magia. Te deseo un millón de libros maravillosos, de buenas lecturas, te deseo viajes, muchas vacaciones a la francesa, una cena a solas con Bruce, te deseo salud, flores, amor, aventuras y sobre todo risas, muchas risas. Te puedo decir te quiero en cualquier momento. A cualquier hora. Inesperadamente. Cuando surja. Sin planearlo. Sin guiones. Sin dar más explicaciones. De repente. Te quiero el lunes, el martes, el miércoles..... Te quiero en enero, en febrero, en marzo.... Te quiero con una sonrisa, te quiero con una flor.............
Te quiero. Te lo he dicho con el viento, jugueteando como animalillo en la arena o iracundo como órgano impetuoso; Te lo he dicho con el sol, que dora desnudos cuerpos juveniles y sonríe en todas las cosas inocentes; Te lo he dicho con las nubes, frentes melancólicas que sostienen el cielo, tristezas fugitivas; Te lo he dicho con las plantas, leves criaturas transparentes que se cubren de rubor repentino; Te lo he dicho con el agua, vida luminosa que vela un fondo de sombra; te lo he dicho con el miedo, te lo he dicho con la alegría, con el hastío, con las terribles palabras. Pero así no me basta: más allá de la vida, quiero decírtelo con la muerte; más allá del amor, quiero decírtelo con el olvido. Luis Cernuda |
AutorMadre de familia numerosa, periodista con muchas inquietudes que han servido para enredar aquí y allá. Tanto enredé que me quedé atrapada entre las flores. Archivos
Marzo 2018
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